¡Música con los dedos!
La comunicación es una habilidad difícil de dominar. La diferencia entre el mensaje que creemos estar «enviando» y el mensaje que el otro lado «recibe» puede ser divertida, sorprendente o desastrosa. Este simple experimento explica una de las tantas razones por las cuales la comunicación puede fallar.
Para comunicarse realmente, es importante saber los conocimientos que el receptor posee y cómo difieren de tus propios conocimientos.
Forma grupos de 4 a 6 alumnos.
Arma dos equipos en tu grupo. Un equipo elige en secreto una canción o una melodía bien conocida y marca el ritmo golpeando con un dedo sobre la mesa. El otro equipo tiene que adivinar qué canción es. Luego cambien los roles.
1. ¿Cómo puede ser que sea tan difícil adivinar la canción del otro equipo y, una vez que la sabes, parece tan obvio?
En este experimento los oyentes tan solo escuchan una frecuencia de golpes de dedos. Los alumnos del «equipo que marca el ritmo» escuchan los golpes junto con la canción en la cabeza. La mayoría de los «marcadores de ritmo» no son conscientes de esta variación de información y les cuesta entender por qué los oyentes no reconocen la melodía. De hecho, para el que marca el ritmo es difícil imaginar la posición del oyente, porque no puede «apagar» la canción que está sonando en su cabeza.
Los seres humanos tienden a comunicarse sin darse cuenta de que su mensaje está basado en conocimientos que el oyente no posee. Este sesgo cognitivo se conoce como «ilusión de transparencia». Utilizar la perspectiva del oyente puede ser difícil, pero puede mejorar significativamente los resultados de la comunicación.